Las bolsas en los ojos surgen por dos motivos, la retención de líquidos y/ la acumulación de grasa y el paso de la edad.
En el primero de los casos, hay que estudiar el motivo por el que se retienen líquidos, tratándose de las mujeres, el factor hormonal es clave. La progesterona y los estrógenos influyen el proceso mediante el cual los vasos sanguíneos vierten líquidos sobre los tejidos. La retención se produce cuando el proceso no es de retorno y el líquido se queda estancado. Momentos de la vida como la menopausia, cuando se tiende a una mayor retención de líquidos, son también factores a tener en cuenta. Lo mejor será acudir a un endocrino, quien nos asesorará al respecto.
Además del tratamiento que considere el especialista, nos ayudará la alimentación baja en sal y rica en productos diuréticos, verduras, frutas e infusiones. Como truco se aconseja dormir con la cabeza algo inclinada dado que el líquido se deposita al ser muy fina la piel de las cuencas de los ojos.
Cuando la bolsa se produce por culpa del aumento de la grasa (tanto en el párpado como en la cuenca) no queda otra que recurrir a la blefaroplastia, una intervención quirúrgica. El aumento de la grasa es casi siempre producto de la edad, al ir hundiéndose los ojos cada vez más en sus cuencas haciendo que la grasa se desplace hacia delante
La blefaroplastia es una operación sencilla, no dolorosa, que dura cerca de una hora y que se realiza con anestesia local y bajo sedación. No requiere ingreso hospitalario, aunque sí presenta un efecto secundario no doloroso pero si llamativo, los moratones. Al mes no quedarán restos de la operación.
