Para evitar el encrespamiento, almohada de seda

Jackeline Kennedy Onassis –o Jackie O,como se la conocía popularmente–, fue y sigue siendo un icono de elegancia y belleza. Sus trucos de belleza siguen siendo tan actuales como hace medio siglo.

Jackie no inventó el peinado bouffant, esa media melena cardada y estática que caía suavemente sobre el rostro y le confería una personalidad a prueba de paparazi. El artífice fue su peluquero, Kenneth Battelle, un estilista de Manhattan en cuya selecta agenda de clientas también estaban Katharine Hepburn, Marilyn Monroe, Lauren Bacall, Judy Garland o Gloria Vanderbilt. A Battelle no le terminaba de convencer la melena lisa de la joven Jackie. Tampoco, el sombrero de A-class girl que tanto solía lucir en los primeros tiempos. Jackie debía mostrar estilo y personalidad y su pelo debía estar a la altura. “El cabello debería ser como un tejido. La luz debe atravesarlo y tienen que darte ganas de posar tu mano sobre él”.

En tres palabras,  necesitaba volumen, firmeza y control. Y en los 60 eso se lograba a base de rulos y laca. Hay, sin embargo, un tercer elemento menos conocido en esta rutina de belleza capilar: la almohada de seda. Tan íntimo secreto de alcoba -nunca mejor dicho – lo desveló uno de sus maquilladores, Peter Lamas. “Si duermes sobre algodón, tu cabello se vuelve áspero”. Por eso Jackie usaba un pañuelo de seda para dormir y una funda de almohada de seda. Lo que fuera con tal de mantener esa imagen impecable.

Con todo lo que ha avanzado la cosmética para el cabello, el consejo sigue tan vigente como entonces. El algodón es un tejido más ‘seco’ o ‘duro’. Al pasar tantas horas apoyadas directamente sobre un tejido de algodón se produce una mayor fricción con el cabello. Esto produce el temido frizz y, en cabellos muy frágiles, favorece la rotura de las fibras. Con la seda no sucede porque el cabello resbala suavemente.

Cuidado con el detergente

Las sábanas de seda tienen un precio algo más elevado. Cuando hay que ajustar la economía doméstica y no vives ni en la Casa Blanca ni con un magnate con carta blanca de gastos, el algodón malgré tout tampoco parece tan mala opción. Una funda de algodón no es una mala opción para el cabello. Es siempre mejor que las sabanas de fibra que, aparte de dar un calor excesivo y no dejar transpirar, generan más electricidad estática. Y eso significa más posibilidades de levantarte con el pelo encrespado o difícil de domar.

La salud del cabello también depende de los productos de lavado. El detergente y el suavizante que usemos para lavar las sabanas será también determinante para evitar o potenciar todos estos efectos.

Hay cabellos que agradecen más que otros invertir en una funda de seda. Sobre todo es recomendable para cabellos finos y sensibilizados que se parten con facilidad. Si lo tienes así y quieres dejarlo largo, una funda de seda va a hacer que no se parta y alcances una melena larga más vistosa. Otros que también se benefician son los cabellos rizados que han perdido el nervio. Con el paso de las semanas empiezan a notar que la estructura vuelve a formarse y recuperan la forma del rizo perdido.

En realidad, lo del almohadón de seda es la versión aristócrata del turbante de seda que suelen usar las afroamericanas para dormir. Sobre todo, si llevan el cabello alisado. El turbante evita que se enrede el cabello. Mucho mejor si además se aplican una mascarilla para tenerla toda la noche e hidratar al máximo el cabello, porque así no van a manchar las sabanas.

Unas gotas de aceite en las puntas

Por muy diva que seas, ese peinado requiere dosis ingentes de secador para lograr la consistencia y el volumen deseados. El precio a pagar suele ser deshidratación. Para compensarlo, habría que poner unas gotas de aceite nutritivo en medios y puntas. A Jackie le gustaba aplicarse uno formulado a base de lavanda.

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