A pesar de lo desagradable que pueda parecer, reconciliarse con las bajas temperaturas tiene sus beneficios. El frío puede ser una gran herramienta de belleza porque el descenso de los termómetros también tienen su lado positivo.
Reafirma la piel y cierra los poros
Estamos ante una paradoja. Es cierto que la piel sufre con las bajas temperaturas, se seca y se marcan más las arrugas, pero al mismo tiempo tiene un efecto positivo en la misma, porque no solo retrae los vasos sanguíneos, sino también los tejidos. Esta retracción provoca una tensión de la piel –desgraciadamente de una forma efímera- y favorece que los los poros se cierren. Por eso, si hemos aplicado un cosmético con los poros dilatados, exponerse al frío es bueno para retener los principios activos. Asimismo, las pieles con acné se benefician del agua fría, ya que esta reduce la inflamación y la producción de sebo. Además, en una publicación de la Harvard Medical School, se refiere que el frío moderado entrena los vasos sanguíneos cutáneos para que respondan y su beneficio adicional son unas mejillas sonrosadas (sin necesidad de colorete).
Mejora el sueño
En algunos los animales, como el oso pardo o la marmota, la llegada del invierno les lleva a hibernar. Este sueño invernal es un estado fisiológico que experimentan ciertas especies para adaptarse al frío, produciéndose un descenso de la temperatura corporal y de su metabolismo. En el caso de las personas, un ambiente moderadamente frío en la habitación (entre 16 y 19 grados) ayuda a dormir mejor. La explicación es que cuando dormimos, la temperatura de nuestro cuerpo desciende y eso favorece la calidad del sueño. Por eso en verano, nos suele costar más dormir. Todos hemos vivido esas exasperantes noches estivales en las que la habitación parece un horno y dormir se convierte en misión imposible. Pero el frío no solo induce el sueño, sino que parece que en invierno también funcionamos más al ralentí, lo que tiene supone una invitación al descanso
Combate bolsas y ojeras
Nuestras abuelas se ponían compresas de agua fría o se aplicaban en los ojos cucharas de metal previamente enfriadas en la nevera para combatir la hinchazón de los mismos tras una mala noche. Son trucos que funcionan, pero ahora también hay un sinfín de marcas de belleza que cuentan con mascarillas, fórmulas cosméticas y aplicadores específicos para ojos en los que el efecto frío juega un papel importante en los resultados. Y es que una de las posibles causas de las ojeras es mala circulación sanguínea, mientras que las bolsas se producen, a veces, por un mal funcionamiento del sistema linfático. Al aplicar frío en esta zona, los vasos sanguíneos se estrechan, limitando el flujo sanguíneo al área congestionada al tiempo que estimula una reducción de las bolsas.
Ayuda a perder grasa
Tiene mala fama, pero la grasa corporal es necesaria. Es importante para el organismo, como depósito de energía, y por su papel en la regulación de la temperatura del cuerpo. Cuando hace frío este recurre a ese depósito y quema calorías para mantener el calor. Pero quizás lo más interesante es que según un estudio realizado en 2014 y publicado en la revista Cell Metabolism, parece que el frío posibilita que la grasa blanca, más conocida como la grasa mala (la que arruina la silueta y la salud) se transforme en grasa parda o grasa buena, que es la que aporta la energía y además se elimina más fácilmente. Asimismo, otros estudios refieren que tiritar de frío durante 15 minutos quema las mismas calorías que una de ejercicio. ¿Demasiado bonito para ser verdad?
Mejora la circulación sanguínea
Puede que no sepamos el mecanismo, pero todas hemos comprobado en verano los beneficios de aplicar frío en las piernas para aliviar la sensación la hinchazón y la pesadez de la zona. Y es que el frío, moderado, es un gran aliado de la circulación. Los vasos sanguíneos superficiales se contraen para derivar la mayor parte de la sangre a los órganos vitales; pero, casi de forma inmediata, como reacción, se vuelven a dilatar favoreciendo el retorno venoso y el buen funcionamiento del sistema linfático (responsable de drenar los desechos metabólicos del organismo).
El frío que cura
El uso de temperaturas frías con fines médicos (crioterapia) es una práctica habitual, sobre todo en determinados países. Por ejemplo, en Japón se desarrolló la «crioterapia de cuerpo entero» consistente en mantenerse entre uno y tres minutos en una habitación a unos -70ºC para tratar el dolor y la inflamación de enfermedades reumáticas y de otro tipo. Según la Harvard Medical School, en un estudio realizado por investigadores finlandeses con 10 mujeres que durante tres meses se sumergieron durante 20 segundos en agua fría (justo por encima del punto de congelación) y se sometieron a sesiones de crioterapia de cuerpo entero, observaron un aumento de dos a tres veces en los niveles de norepinefrina (sustancia del sistema nervioso entre cuyas funciones está la supresión del dolor) minutos después de la exposición al frío.
El antiinflamatorio sin efectos secundarios
Aplicar frío tras una caída o un golpe es un acto reflejo y es así, porque generación tras generación hemos aprendido que es un buen aliado para reducir la inflamación. Esta no es más que una respuesta del organismo ante ciertas agresiones y es el resultado de la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que un ‘escape’ de sangre y fluido plaquetario que comprime los tejidos, produciendo hinchazón. Y con esta llega el dolor. Es aquí donde entran en juego los beneficios del frío, ya que al producir vasoconstricción, disminuye la presión capilar y se ‘escapa’ menos sangre, reduciendo la hinchazón.
¿Un sustituto de la cafeína?
Parece un remedio de masoquistas, pero quien lo prueba, repite. Las duchas de agua fría y los baños de hielo tienen efecto estimulante. Las primeras son una de las prácticas más extendidas entre los deportistas para la recuperación muscular. Los segundos ha ido ganando popularidad gracias por ejemplo a Lady Gaga, quien les ha dado pábulo a través de su cuenta de Instagram, como uno de sus rituales de bienestar favoritos tras sus shows o para prepararse para la alfombra roja. Los asiduos a esta práctica aseguran que favorece su energía física y mental y les ayuda a liberar estrés. El shock que produce el contacto con el agua fría provoca una respiración profunda y con ella una mayor ingesta de oxígeno, lo que favorece la vitalidad y la concentración.