Cada vez aparecen más productos para el cuidado de la piel y para luchar contra el envejecimiento. Uno que se ha puesto de moda y que deberías incluir en tu rutina de belleza es el ácido glicólico.
El ácido glicólico es un alfahidroxiácido (o AHA) que se deriva de plantas y otros recursos naturales. Se utiliza para tratar las capas más profundas de la piel. Está presente en todo tipo productos de belleza, como en limpiadores faciales, en tónicos o en exfoliantes. Esta sustancia no se aplica sola y se mezcla con una sustancia rica en proteínas que neutraliza y calma la piel.
Habitualmente, el ácido glicólico se utiliza como exfoliante. Ayuda a eliminar las células muertas de la piel para elevar las capas más brillantes que se encuentran debajo. Además, funciona como despigmentante y combate el envejecimiento. Estimula la regeneración celular, por lo que reduce líneas de expresión y arrugas.
Este ingrediente que se usa en cosméticos y cremas se extrae principalmente de la caña de azúcar, pero también puede obtenerse de la remolacha y de las uvas. Además, se sintetiza en laboratorio.
Funciona muy bien cuando se mezcla con ingredientes hidratantes como la glicerina. El ácido glicólico puede usarse igualmente junto a humectantes y productos de origen vegetal o botánico, como el aloe vera.
Es conveniente que comiences a utilizar productos con ácido glicólico de concentración baja e ir aumentando progresivamente. Las preparaciones con más de un 20% de esta sustancia están destinadas a un uso dermatológico, siempre en manos de profesionales. Si te lo aplicas en casa, lo ideal es hacerlo por la noche de una a tres veces a la semana, como aconseja Marta Pons. En caso de que sea un producto con aclarado, como una mascarilla, déjala actuar entre cinco y 15 minutos. No te olvides de ponerte protección solar de día cuando estés usando ácido glicólico, ya que, al exfoliarla, la piel queda muy indefensa frente a los rayos UV.
Beneficios del ácido glicólico
Es un ingrediente apto para todo tipo de pieles:
- Corrige los problemas de la piel favoreciendo la renovación celular de las capas superiores de esta a través de la exfoliación.
- Ayuda frente a la sequedad de la piel, el eccema y la psoriasis, así como también combate las verrugas, la piel áspera y la rosácea.
- Combate los cambios en la piel asociados al envejecimiento, como las arrugas y el daño producido por la exposición solar.