El aumento de pómulos es un procedimiento quirúrgico estético que tiene como objetivo realzar las mejillas. Para ello, un cirujano plástico puede colocar un implante sólido, inyectar grasa del propio paciente o materiales de relleno para tejidos blandos, como el Restylane. Equilibra los rasgos faciales y rejuvenece.
A medida que envejecemos, algunas mujeres pueden perder la plenitud facial pues, cuando nos hacemos mayores, existe un mayor riesgo de pérdida de tejidos blandos. Este descenso de la piel puede formar arrugas alrededor de la boca. Sin embargo, esta no es la única razón para someterse a un aumento de pómulos pues hay personas que nacen con unos pómulos poco desarrollados lo que hace que su rostro no sea armónico, destacando otras partes del mismo.
Los dos principales tipos de aumento de pómulos son la cirugía de implantes faciales y los rellenos faciales de tejido blando.
Implantes
En el primer caso, se utiliza un implante sólido de silicona, politetrafluoroetileno expandido (ePTFE) o polietileno. Se trata de un proceso ambulatorio que suele durar como máximo una hora. La cirugía se puede realizar bajo anestesia general o anestesia local con sedación y se pone una inyección de epinefrina para limitar la contusión. El cirujano hace una pequeña incisión dentro de la boca (por encima del labio superior) y el implante se inserta a través de la incisión. Se coloca en su lugar o por debajo del pómulo. Después de la cirugía, el paciente generalmente debe permanecer en la clínica unas horas para que la anestesia desaparezca.
Rellenos
En el segundo, se trata de rellenos de tejido blando, alternativas temporales y menos invasivas con Restylane, colágeno… El último tipo de materiales de relleno proviene directamente de nuestro propio cuerpo, es nuestra propia grasa, lo que elimina las posibilidades de rechazo. Una vez que este material se extrae de tu cuerpo, se prueba y se procesa para eliminar cualquier sustancia que pueda causar una reacción alérgica.