El blanqueamiento dental es hoy en día uno de los tratamientos dentales más demandados. En principio, el blanco de los dientes depende de cuestiones genéticas, de nuestros hábitos y de nuestra edad. El tono viene determinado por el color de la dentina. Se oscurece porque al envejecer el esmalte se hace más traslúcido y, además, influyen mucho los hábitos alimenticios y si fumamos o no.
Lo indicado es utilizar una técnica mixta, con tratamiento en la clínica y en casa. En la clínica se aplica el producto blanqueante, que se activa mediante una lámpara LED, que lo que hace es abrir el poro del esmalte, para conseguir así blanquear la dentina. Normalmente requiere de unas dos o tres sesiones Luego, hay que hacer un recordatorio del tratamiento en casa, por medio de unas férulas con producto.
Hoy en día, el producto utilizado es el peróxido de hidrógeno en alta concentración. No es un tratamiento doloroso, pero sí que da sensibilidad al diente, una sensación que va desapareciendo en las 72 horas posteriores al tratamiento. Esos tres días posteriores son importantes para lograr un mejor resultado y por ello se recomienda una dieta ‘blanca’, es decir, que evite aquellos alimentos que provoquen tinción. Además, se debe evitar el tabaco, pues las personas que fuman tienen muchas más posibilidades de que sus dientes se oscurezcan. La nicotina va dejando una serie de depósitos en los dientes, que hacen que este se oscurezca.
Pero ojo, el blanqueamiento no es eficaz en todos los dientes. En los casos más severos de oscurecimiento no siempre se consiguen resultados tan satisfactorios. Las manchas provocadas por las tetraciclinas, un medicamento, dan un tono grisáceo al diente que no se puede blanquear. En ese caso habría que recurrir a otras opciones, como carillas, fundas o coronas.