¿Cosmética formulada en agua o en aceite? ¿De cuál eres?

AGUA

Las fórmulas acuosas ya se colaron en nuestros neceseres hace tiempo, pero han evolucionado. Lo que empezó con el agua termal (al ser extraída de un manantial, mantiene una composición rica en oligoelementos y minerales que calma e hidrata las pieles más sensibles), siguió con su versión micelar (contiene unas partículas llamadas ‘micelas’ que actúan como un imán con la suciedad, atrapando las impurezas sin irritar) y continúa ahora con un nuevo gesto de belleza que se está haciendo su propio hueco en tu rutina diaria: las esencias faciales. ¿La razón del auge de estos productos? Son aptos para todos los tipos de piel, su aplicación resulta sencilla por su textura ligera y sus resultados están demostrados. Olvida la idea de que se trata de productos ‘solo para el verano’ porque su éxito está creando una auténtica legión de fans.

La importancia del líquido en tu piel

La aparición de estos complejos acuosos tiene una primera razón biológica: las células están formadas por un alto porcentaje de líquido, así que para desarrollar todas sus funciones correctamente deben contener un nivel óptimo de agua. La piel es una barrera semipermeable y para mantener esa función es necesaria la presencia de agua. Gracias a ella, la dermis puede cumplir con su misión de proteger tu cuerpo de las agresiones externas.

Las fórmulas ‘watery’

No te dejes engañar por este término anglosajón. Es otro modo de nombrar a los productos liquid care o de hacer referencia a los cosméticos en los que el agua es protagonista. Las hemos importado de Oriente (donde nos llevan años de ventaja) y están de moda. ¿Por qué? La simbología del elemento líquido está muy presente en los protocolos de cuidado asiáticos. La entienden como el primer paso necesario (de salud interior y de belleza) para conseguir la perfección en un cutis inmaculado. Esa es la razón de que hayan aparecido las esencias faciales. Estos nuevos cosméticos tienen tres misiones: hidratar al instante, optimizar los efectos del producto que apliques a continuación y, con el uso prolongado, lograr una ligera exfoliación. Aunque existen diferentes opciones según tu tipo de cutis, las esencias faciales no son ni un sérum ni un tónico. Trabajan de forma complementaria y debes aplicarlas entre ambos pasos, siguiendo la regla de la textura de ‘menos a más’ (empezar siempre por los productos más ligeros y acabar con los untuosos).

Por fin el agua micelar llega al champú

Trasladar el concepto watery a los cosméticos capilares ha sido la consecuencia de su absoluto éxito en las gamas faciales. Se basan en el funcionamiento de las micelas para que unas partículas agrupen y arrastren la suciedad manteniendo tanto la hidratación como los aceites naturales del cabello.

En versión carbonatada

Usar este tipo de agua para limpiar la piel ya es una realidad en Corea. Se plantea como una alternativa para las pieles mixtas, sensibles o acneicas ya que, al contener menos piedra caliza que el agua habitual, realiza una suave exfoliación sin incluir partículas que sensibilicen el cutis. Su fin es controlar la producción de sebo y aportar luminosidad, y también se le atribuyen propiedades reafirmantes. ¿La recomendación experta? Puedes sustituir el agua del grifo por la opción con burbujas dos o tres veces por semana o llenar un vaporizador con ella y pulverizarla sobre el rostro para hidratar.

Sus puntos fuertes

-Las fórmulas acuosas son aptas para cutis grasos. Su acabado ligero no carga la piel. ¿Un truco? Mételas en la nevera y potencia su frescor.

-Tienen efectos duraderos su tecnología se ha sofisticado para liberar los activos de forma controlada y progresiva a lo largo del día.

-Son más resistentes al sudor, el secreto es que incluyen agua purificada en lugar de aceites.

-Ganas tiempo. Se absorbe tan rápido que reduces la espera entre fórmula y fórmula.

ACEITE

Hablar de cosméticos oleosos es ir más allá de una textura untuosa. Cleopatra, la reina de la belleza, ya se aliaba con ellos para mimar su piel, los griegos usaban los aceites esenciales para disfrutar de masajes terapéuticos y los romanos reservaban el de oliva como un método de hidratación. Las razones de su rotundo éxito es que resultan compatibles con la piel y sus beneficios cosméticos se garantizan gracias a su infinidad de propiedades positivas.

Guía de óleos cosméticos

Para que te sientas como una experta en la materia, toma nota de que los aceites utilizados en belleza se dividen en vegetales y esenciales. Los primeros tienen un efecto más inmediato mientras ayudan a prevenir futuros daños. Así mantienen la hidratación, evitan rojeces y mejoran la elasticidad gracias a que se constituyen por ácidos grasos como omega 3 y omega 6 (encargados de la hidratación de las células cutáneas). Además, incluyen ceras y vitaminas que actúan contra los radicales libres, potencian la protección solar natural y reducen la inflamación. ¿Los aceites esenciales? Están compuestos por moléculas pequeñas que penetran fácilmente y cuyo efecto es más complejo. Sus partículas aromáticas trabajan en sinergia con el tratamiento mejorando sus resultados y haciéndote disfrutar de su aplicación con una vinculación más emocional.

Su manual de uso

Los aceites te conquistan por ser productos ultraconcentrados y de elevada sensorialidad que aportan hidratación y nutrición. Sus atractivas características han provocado que hayan conquistado cada gesto de nuestra rutina de belleza. Si prefieres las opciones faciales debes calentar la fórmula con los dedos y extenderla antes del tratamiento habitual y con movimientos de alisado desde el centro del rostro hacia fuera, siguiendo las líneas de tensión.

¿Lo tuyo son las fórmulas corporales? Se pueden extender sobre la piel seca o húmeda, siempre que lo realices a través de un masaje con movimientos circulares y esperes a que se absorba por completo. Si quieres ahorrar espacio en tu neceser de viaje con solo un aceite multiusos, fíjate en que sea de tacto seco, que nutra y que tenga una fragancia sutil. Los más fuertes, como la menta o el eucalipto, no son adecuados para el rostro.

La otra cara de los ‘oils’

Las fórmulas oleosas se han especializado y tanto los limpiadores faciales como los productos capilares en aceite ya son imprescindibles. La capacidad de los primeros para retirar la suciedad sin contener jabón, basándose en un sistema de arrastre que evita la irritación, está avalada. Su otro punto fuerte es que, al carecer de agua, no requieren conservantes y son adecuadas para las pieles sensibles. Respecto a las fórmulas capilares, puedes optar por champús, compuestos que tratan problemas del cuero cabelludo o específicos que nutran las puntas. ¿Lo básico? Apuesta por una formulación natural, sin siliconas ni filtros sintéticos.

Sus puntos fuertes

-Los aceites cosméticos evitan la deshidratación. Penetran en las capas más profundas de la piel y favorecen la absorción de los demás cosméticos.

-Pueden mejorar la firmeza. Estimulan las fibras encargadas de producir colágeno.

-Permiten personalizar su uso. Aplícalos en solitario o añade unas gotas en tu crema o maquillaje (para un acabado luminoso).

-Hay opciones para todas: para piel normal y mixta, elige el aceite de jojoba, y para un efecto antiedad, el de rosa mosqueta.

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