Vida sana y helados, ¿es compatible?

¿Cuáles son los helados más saludables que existen? ¿Por qué?

Los helados se elaboran en base de agua o leche, por ello tenemos que tener en cuenta qué tipo de helado elegir según nuestros gustos, apetencias y preferencias. Aquellos que se realizan con base de agua, son los conocidos como polos o sorbetes y su composición acuosa es cercana al 85-90 %. Por el contrario los que son más cremosos y se elaboran principalmente con crema, leche, nata u otros derivados lácteos, también llevan algo de agua en su composición pero fundamentalmente lo anterior expuesto. En este caso nos tendremos que fijar el tipo de lácteo que hemos elegido si es entero, semi o desnatado.

 En realidad como saludable podríamos decir que ambos, ya que lo que es clave siempre es la cantidad. No es igual tomar más ración de un polo que de un helado cremoso ya que calóricamente los segundos aportan más debido al aporte graso (en función de la leche o nata que hayamos elegido). Éste puede llegar en torno a las 200-250 kcal, teniendo en cuenta una ración de 100 gr.

Además, todos los helados pueden llevar adicionados otros elementos, que los hacen más “ricos” o apetitosos y que alteran su composición nutricional. Estos pueden ser cacaos, frutos secos, concentrados de frutas y vegetales, yemas, edulcorantes, jarabes de glucosa…

En general, esto último es lo que determina que un helado sea más o menos calórico que en realidad la población acaba entendiendo como saludable. Saludable es algo beneficioso para la salud y en este caso el consumo de helados de forma ocasional (como puede ser las estaciones más cálidas) puede ser de ayuda para consumir algunos alimentos de manera extra.

Si uno quiere adelgazar o no engordar…

A priori no existe problema por consumir, insistimos, de forma ocasional, helados. Es importante que a la hora de elegir, tengamos en cuenta lo anteriormente dicho, que los componentes de los helados, más allá del agua, las cremas o leches con las que se elaboran como base, son los que van a determinar el contenido calórico final del producto.

Por ello, si una persona está siguiendo un plan de adelgazamiento o está cuidando de forma más puntual su alimentación o en general toma conciencia de ella, debería tener en cuenta el global de la misma ya que un helado de forma ocasional no va a suponer un desbarajuste de su alimentación.

Para estas personas serían de principal elección los polos o sorbetes, no necesariamente sin azúcar si no son diabéticos, ya que no presentan una intolerancia a este componente. Como segunda opción los más cremosos y con composición normalizada y en el caso de que el consumo, por los motivos que sean, se haya aumentado, sí deberíamos controlar el consumo de grasa del mismo (elegir aquellos elaborados con leche versus nata o crema o con leche desnatada).

En el caso de aquellos con 0% de materia grasa, valoraremos que no se haya incluido otras grasas como palma hidrogenada o aceite de coco para poder dar un aspecto y sabor a helado clásico.

En ocasiones confundimos sin azúcar como sin grasa y este concepto es erróneo y estos helados están indicados para aquellas personas con limitaciones en el azúcar. No quiere decir que las personas que no sean intolerantes a la glucosa no deban tomarlos ya que probablemente lleven otros azúcares y la composición calórica sea la misma.

Aunque si uno quiere engordar de forma saludable…

Desde luego para consumir más calorías no hay que aumentar sólo un grupo de alimentos. Tenemos que ponernos en manos de un Dietista – Nutricionista acreditado, que nos ayude a llevar una alimentación equilibrada en la que el aumento de las calorías venga de todos los grupos de alimentos. No debemos confundir el aumento de peso con el aumento del consumo de ciertos alimentos ligados a este punto, como la comida rápida, los helados, los fritos… Existen muchas formas saludables de aumentar el peso, no es sencillo, y tiene que estar supervisado por un profesional para no incurrir en errores.

¿Existen helados que pueden hacer que uno deje de sentirse hinchada?

En general, la sensación de plenitud o hinchazón puede venir mediado por muchos factores y tendemos a asociarlo a alimentos que tenemos como negativos por su componente calórico. Los helados son un buen ejemplo.

Si hemos descartado, cualquier intolerancia a la lactosa, que puede ser un motivo, o a otro alimento, siempre a través de un alergólogo, deberíamos valorar si los helados o los alimentos que asociamos a esa plenitud, vienen mediados por un aumento de la fibra, el ejercicio físico, una peor postura a la hora de comer u otros factores que influyen en el aumento del peristaltismo (movimientos de contracción del tubo digestivo) y la flatulencia (indisposición debida a la acumulación excesiva de gases en el aparato digestivo).

Y por último, ¿qué helados ayudarían a sentirte con más energía? 

Pueden ser una buena opción ya que en los sorbetes o polos, si son con azúcar ayudan a tener algo de energía momentánea como cuando añadimos algo de azúcar a una bebida. Por otro lado los cremosos, la energía que aportan viene también por las calorías que nos aportan tanto de los lácteos como de los otros componentes que acompañan (cacao, frutos secos…). No debemos olvidar que los helados a base de leche son fuente de calcio y de vitaminas liposolubles, que no tenemos que despreciar, los frutos secos nos aportarían fibra y además sería fuente de minerales como el fósforo y magnesio.

En resumen, el consumo de forma ocasional de helados puede suponer el aporte tanto de vitaminas como de minerales, como el calcio, y en algunas personas puede servir como refuerzo en aquellas dietas más deficitarias de este mineral.

Fuentes: revista Vogue

 

 

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