En los años 90, las cejas sufrieron muchos cambios agresivos, como la depilación extrema hasta conseguir unas cejas muy finas. Parecía que nos habíamos reconciliado, buscando un aspecto más natural y una ceja más poblada, cuando de repente… vuelta a las andadas, esta vez con las cejas decoloradas.
Apto para personas muy valientes, esta práctica consiste en hacer desaparecer la ceja dejándola rubia platino lo que hace que se vea casi del mismo tono que la piel. Las cejas tienen un poder transformador sobre el rostro y su decoloración evita que el rostro evoque un género, muy en la tendencia de genderless beauty.
Aunque las cejas se aclaran de manera más fácil y rápida que el cabello, algo importante a tener en cuenta es que no a todo el mundo cuando se le decolora la ceja, queda de la misma manera. Se debe aplicar una decoloración más agresiva para llegar a ese efecto de ceja borrada en caso de que la ceja sea poblada y oscura.
Si quieres optar por la decoloración, lo recomendable es hacerlo con una decoloración suave -las hay incluso ya mezcladas en tubo o especiales para cejas-, ya que es una zona sensible. La duración de la decoloración es de 4 semanas -el promedio de vida que tienen los pelos de las cejas-.
Con un corrector de alta cobertura muy parecido al de nuestra piel, se cubre bien el pelo con la ayuda de un gupillón -brocha que se usa para peinar las cejas- a la vez que se peinan. Finalmente, se sellan con polvo translúcido.
Una vez tenemos la ceja cubierta y sellada, tenemos un lienzo en blanco y vía libre para maquillar la ceja más fina o darle el diseño que más nos apetezca.