¿Protector solar con filtro físico o químico?

¿Cuál es el mejor protector solar? Aunque deberíamos utilizarlo durante todo el año –o al menos en el rostro, que siempre va al descubierto–, esta es la época en la que empezamos en serio a comparar marcas, texturas, acabados y nos preguntamos, una vez más, si deberíamos apostar por un filtro físico o químico. Nuestras necesidades –es decir, el tipo de defensa que requiramos según la actividad–, nuestro tipo de piel e incluso la sensorialidad son clave para tomar esta decisión, pero para ello hay que conocer de primera mano las diferencias esenciales entre estos dos tipos de solares, para luego, partiendo de esa base, analizar el resto de factores. Desde en qué se diferencian y cómo identificarlos hasta cuál es más adecuado para cada tipo de piel, te contamos todo lo que hay que saber sobre el debate fotoprotector químico vs. físico.

¿Cuáles son las diferencias entre un protector solar químico y uno físico?

La diferencia, esencialmente, está en su composición y en cómo actúa sobre nuestra piel. El físico (también llamado inorgánico o mineral) refleja y dispersa la radiación UV, a diferencia del químico u orgánico, que absorbe la radiación UV y la convierte en una pequeña cantidad de calor. Es decir, el primero se queda sobre la superficie de la dermis a modo de escudo, mientras que el otro actúa desde el interior (de hecho, es por eso por lo que con los solares físicos no hace falta esperar una media hora antes de la exposición solar, como sí ocurre con los químicos, pues hay que aguardar hasta que se absorban).

Otra distinción importante derivada de esto es que mientras que los físicos o minerales actúan a modo de pantalla que refleja y dispersa los rayos UV, evitando que las radiaciones penetren en la piel y puedan dañarla, los químicos pueden aportar una protección contra los rayos UVB, UVA, los de radiación visible o todos ellos. En general, destacan por proteger ante una amplia variedad de rayos solares y por su buena cosmeticidad, ya que son absorbidos por la piel fácilmente y no manchan la ropa. Por tanto, si queremos una defensa conocida como de amplio espectro, tendremos que buscarla entre los químicos u orgánicos.

¿Son igual de efectivos?

A pesar de sus diferencias, para protegernos del sol –siempre y cuando estemos empleándolos correctamente tanto en cantidad de producto como en repartirlos bien por toda la superficie cutánea–, usados en condiciones ideales, ambos son igual de efectivos, su elección va a depender también del tipo de piel de cada uno.

¿Cuándo escoger un filtro físico o mineral?

Hay varios casos en los que los expertos recomiendan apostar por un filtro físico o mineral, especialmente si buscamos un fotoprotector para los más pequeños. Para niños es mejor uno físico por tener una precaución extra con lo que entra en contacto con ellos. En 2020 se publicaron dos artículos muy relevantes en la revista JAMA Dermatology donde queda claro que los fotoprotectores químicos se absorben y llegan a la sangre. Esto no se ha correlacionado con ningún problema ni enfermedad, pero los datos están ahí. Asimismo, la piel de los niños suele ser más sensible, por lo que los físicos o minerales se pueden emplear para proteger “ncluso a los más pequeños o bebés, a partir de los 6 meses. 

También se recomiendan, en general, para cualquier persona con piel sensible, pues son menos irritantes porque no se absorben, forman una película por encima de la piel. Es más por ser fórmulas más respetuosas, son perfectas para emplear después de un procedimiento láser, peeling o sobre cicatrices, ya que en general no suelen ser hipoalergénicos y no presentan reacciones cutáneas. Asimismo, se recomiendan en casos de dermatitis o afecciones de la piel similares, y son ideales para personas que sufren problemas de manchas en la piel por su cobertura.

Respecto al tipo de piel –un factor muy a tener en cuenta–, además de las que son sensibles, se aconseja este tipo de filtros para pieles secas, pues son más hidratantes pero de difícil absorción cutánea, por lo que su textura puede que no sea la más indicada para pieles grasas (aunque hay formulaciones que, como veremos, son una excepción).

¿Cuándo escoger un filtro químico u orgánico?

Básicamente, si no cumplimos ninguna de las categorías anteriores –sobre todo si somos adultos y no tenemos la piel sensible–, podemos utilizar sin problemas un protector solar químico u orgánico.. Son más ligeros, de fácil aplicación y resisten al agua. Además, se absorben fácilmente y no manchan”, por lo que están aconsejados especialmente para pieles con tendencia grasa.

Esa rápida absorción y fácil aplicación hace que los solares químicos sean una opción más cómoda, sobre todo si nos da pereza usar el fotoprotector, pues tradicionalmente los filtros físicos suelen dejar una capa blanquecina debido a que se quedan en la superficie de la dermis en lugar de ser absorbidos. Sin embargo, las nuevas fórmulas tienen una textura mucho más ligera que hace que sean prácticamente invisibles, así que si no queremos usar uno químico, también hay buenas opciones entre los físicos.

¿Cómo distinguir un fotoprotector físico de uno químico?

Si no vemos especificado en su etiqueta qué tipo de fotoprotector estamos comprando, una forma fácil de diferenciarlos es por su textura, pues los químicos suelen tener más variedad y se presentan como spray, fluido y fórmulas muy líquidas, mientras que los físicos suelen verse como la típica crema blanca que conocemos de siempre, aunque esta máxima no es 100% eficaz pues, tal como comentábamos antes, los solares minerales están evolucionando rápidamente para ofrecer mayor variedad de soluciones. Así que ante la duda, de nuevo, los ingredientes no mienten:

  • Los filtros químicos u orgánicos suelen incluir ingredientes como salicitato, homosalato y hexilbenzoato de hidroxibenzoilo, benzoato, oxibenzona, avobenzona o palabras que incluyan oxi, benzo, ato.
  • Los filtros físicos o minerales suelen incluir óxido de zinc, dióxido de titanio, talco y óxido de hierro, entre otros ingredientes.

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